O lo que pareciera
peor: Mi hijo(a) tiene fiebre, entramos en “pánico”, tal vez porque no hemos
comprendido la importancia de este síntoma, como un mecanismo de defensa
natural. Ya lo decía Parménides
(filósofo y médico Griego) en el siglo VI a.de C.: “Denme el poder de inducir
fiebre y curaré todas las enfermedades”, incluso por muchos siglos, los médicos
entendieron que la fiebre era un poderoso mecanismos para luchar contra las
enfermedades, incluyendo los tumores.
Si la temperatura
axilar es mayor de 37ºC y menor de 38ºC se llama febrícula, si es mayor o igual
a 38ºC y menor de 40ºC, se llama fiebre, si es mayor o igual a 40ºC, se llama
hiperpirexia.
Es cierto que tener fiebre nos indica que se está dando una “batalla” en nuestro cuerpo, pero dicha lucha es a FAVOR de la persona y nunca en contra, generalmente está asociada a procesos infecciosos en la mayoría de origen viral y en otras bacteriano, pero pueden haber otras causas que generen aumento de la temperatura como por ejemplo la dentición en algunos niños, post vacunaciones, etc.
Uno de los grandes temores respecto de la fiebre, es la convulsión febril, se cree erróneamente que el tener fiebre sea la causa de ella y es cierto que hay niños más susceptibles a sufrirla, pero incluso no se necesita tener una altísima temperatura para llegar a tener una convulsión, las cuales en general no quiere decir que se sufra de epilepsia y mucho menos que genere daño cerebral permanente, sin querer decir tampoco que hay que evaluar cada caso particular.
El tema central,
es que siendo la fiebre uno de los primeros y más importantes mecanismos de
defensa natural contra infecciones, no es comprensible que se hagan ingentes
esfuerzos por erradicarla a como dé lugar, usando medicamentos químicos como
paracetamol, diclofenaco potásico, dipironas, ibuprofeno, etc, llegando incluso
a casos en que se pasa de tener fiebre a tener temperatura baja, lo cual puede
producir una “parálisis” del sistema inmune que estaba reaccionando para
defenderse, creando un ambiente propicio para que los microorganismos puedan
reproducirse y agravar el caso y llegar a requerir antibióticos adicionalmente
a lo ya recetado. Es ahí en donde bajo el concepto de las medicinas
bioreguladoras, estimulamos a los padres, a respetar la fiebre, controlarla,
evaluarla y con productos de la línea homeopática o incluso con medios físicos MODULARLA, NO ERRADICARLA y
con estas recomendaciones, le damos la oportunidad al sistema inmune a que
reaccione, se defienda y lo que es más importante que APRENDA, o sea que genere
memoria inmune para que luego la respuesta y la defensa ante otro nueva
agresión de microorganismos, sea más rápida y efectiva. Además porque hay
evidencia que el suprimir las enfermedades agudas en la infancia, podría ser
generador de procesos crónicos más adelante. Para lograr este objetivo, se
requiere profesionales que eduquen y sean enfáticos y claros, para que los
padres sepan cómo actuar, que tengan paciencia, que le den la oportunidad al
sistema a que se defienda y de nuevo reiterar que la fiebre es muy importante.
Con medicamento bioreguladores logramos el objetivo, sin riesgos de ninguna
clase y lógicamente que manteniendo contacto con la familia para saber los
pasos a seguir, ya que generalmente las primeras 72 horas son claves para tomar
las decisiones médicas pertinentes, evaluar si se requiere o no antibióticos,
cosa que en mi experiencia cada vez es menos la necesidad de recetarlos, porque
contamos con un abanico amplio de posibilidades terapéuticas para manejar
procesos frecuentes como amigdalitis, otitis, sinusitis, bronquitis, etc. Esto
aplica tanto en niños como en adultos, pero la experiencia nos ha mostrado que
los niños en general responden más rápido.
Gustavo Elberto González Marmolejo
Médico Cirujano, Universidad Libre de Cali, Colombia
Consulta en Santiago, Chile
Gustavo Elberto González Marmolejo
Médico Cirujano, Universidad Libre de Cali, Colombia
Consulta en Santiago, Chile
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